
Exposición La Voz de la Diosa de Ana Béjar
La escultora Ana Béjar (Zaragoza, 1964) lleva años estudiando el universo femenino en el Neolítico, y en especial el culto a la diosa como fuente de vida. La simbología de aquella época ha inspirado la exposición que se puede ver en la sala Juana Francés y que viaja a una civilización antigua repleta de iconografía femenina.
Con el título ‘La voz de la diosa’, la nueva exposición que se podrá ver hasta el 20 de octubre en la Casa de la Mujer, muestra 25 esculturas de diosas realizadas con técnica mixta en la que la autora utiliza diferentes materiales, desde metal, madera, pasta de papel, u otros como lanas, telas y pinturas. Eso sí, todas reivindican el extraordinario poder de la energía vital femenina y son representadas con formas físicas muy potentes, y una gran simbología.
La exposición está dividida en tres grandes grupos siguiendo la investigación de las piezas de la época que han llegado hasta nuestros días. De esta forma, el primer gran grupo es la diosa madre o la gran diosa. Concebida como fuente de vida y fertilidad, era la diosa de la vida, la muerte y el renacimiento, y destacaba por su corpulencia, sobre todo en torso, nalgas, cadera y muslos. Solía llevar los brazos cruzados o descansando en animales.
El segundo grupo hace referencia a las diosas del agua o diosas de pájaro serpientes, cargadas de una simbología que representaba el poder vivificante del agua, mientras que el tercero es el de la diosas de la naturaleza o preñadas de vegetación, que representa la tierra fértil. Como simbología «llevaban en el vientre una semillita o puntito», detalla.
Por último, hay un cuarto grupo, el de las diosas celtas, inventado en este caso por la artista e inspirado en los tres anteriores.
En la exposición hay también referencias aragonesas como La Filandera de Baikal, que evoca a las Gigantas Filanderas, quienes junto al Salto de Roldán representa una raza mitológica relacionada con el origen de las montañas en la zona de los Mallos de Riglos.
En resumen, estas deidades antiguas le sirven a la artista para lanzar un mensaje: «debe aparecer una nueva ética colectiva enraizada más profundamente en la conciencia individual y una nueva forma de funcionar del mundo basado en el respeto», sostiene.
La exposición se podrá ver hasta el 20 de octubre en la Casa de la Mujer, en horario de lunes a viernes de 10 a 14 horas y, por la tarde, de 17 a 21.00 horas. (agosto sólo horario de mañana). Festivos, cerrado.