
Aragón mejora su previsión de crecimiento y lidera el repunte económico regional
La economía de Aragón mejora su previsión de crecimiento para los próximos dos años, según el análisis publicado por Ibercaja en su primera edición de 2025 de la Revista Economía Aragonesa. La entidad financiera ha revisado al alza sus estimaciones sobre el Producto Interior Bruto (PIB) regional y nacional, fijando un incremento del 2,8% para Aragón en 2025 y manteniendo esa misma cifra para 2026. Esta mejora representa una subida de siete décimas respecto a las estimaciones anteriores.
Entre los factores que han impulsado esta revisión positiva destacan un menor impacto de los aranceles estadounidenses, el dinamismo del mercado laboral, el crecimiento salarial y el impulso del sector inmobiliario. Estos elementos han contribuido a consolidar un entorno económico más favorable, tanto en Aragón como en el conjunto del país.
A nivel nacional, Ibercaja estima un crecimiento del 2,7% en 2025, lo que supone dos décimas más que las previsiones anteriores. Para 2026, el incremento previsto es del 2,2%, situando a Aragón claramente por encima de la media nacional.
Aragón mejora su previsión de crecimiento impulsada por grandes inversiones
El informe destaca que Aragón mejora su previsión de crecimiento gracias a proyectos de inversión extraordinarios, como la construcción de una gigafactoría de baterías y nuevos centros de datos. Estas iniciativas están llamadas a convertirse en motores clave del desarrollo económico regional en los próximos años.
Además del repunte del PIB, Ibercaja anticipa una evolución positiva en el empleo. Se prevé un crecimiento del 2,0% en la ocupación para 2025 y del 2,4% en 2026. La tasa de paro, en consecuencia, se reducirá hasta el 7,7% en 2025 y el 7,1% en 2026. Estos datos contrastan con las cifras previstas para el conjunto del país, donde el desempleo seguirá por encima del 9%.
El sector servicios ha mostrado un comportamiento positivo, con avances en informática, comunicaciones, administración y hostelería. También se ha observado una evolución destacada en la industria y la construcción. El mercado inmobiliario, por su parte, ha experimentado un crecimiento notable, con un aumento significativo en las ventas, concesión de hipotecas y precios de la vivienda.
El análisis multisectorial contenido en la revista identifica los sectores estratégicos más relevantes y aboga por reforzar las interacciones entre ellos. Esto permitiría optimizar la absorción de inversión externa y mejorar la inserción en cadenas de valor globales.
En paralelo, se alerta sobre los efectos negativos de la hiperregulación. El exceso normativo representa una barrera para el desarrollo empresarial, generando costes adicionales y reduciendo la competitividad. La coyuntura geopolítica también influye en el panorama económico, afectando directamente a la planificación y gestión de las empresas aragonesas.
Aragón, una comunidad con menores riesgos externos
Otro de los aspectos destacados del informe es la menor exposición de Aragón a los factores de riesgo externos, en comparación con otras comunidades. La economía aragonesa se ha mostrado más resistente ante los choques derivados de las tensiones comerciales y los ajustes monetarios internacionales. Esta fortaleza relativa se debe en parte a su estructura productiva y a un consumo interno más estable.
La evolución del PIB per cápita también ha sido positiva. Desde 2019, Aragón ha superado en un 12% la media nacional, colocándose como la quinta comunidad con mayor crecimiento en este indicador. No obstante, la balanza comercial se ha deteriorado, especialmente por la caída de las exportaciones en sectores como el automóvil y los bienes de equipo.
En cuanto a los precios, la inflación se ha moderado respecto a años anteriores, aunque sigue sujeta a la evolución del coste energético. La política monetaria europea ha comenzado a flexibilizarse, con bajadas de tipos de interés orientadas a impulsar la recuperación.
La perspectiva que plantea Ibercaja para Aragón en 2025 y 2026 es la de una comunidad con capacidad para mantener un crecimiento sostenido, con niveles de empleo en aumento y una economía preparada para atraer inversión. Estos elementos sitúan a la región en una posición de ventaja frente a las incertidumbres del contexto internacional.