El Ayuntamiento de Zaragoza ha anunciado la próxima licitación de la restauración del ‘Monumento a la Exposición Hispano Francesa de 1908‘, una obra que también rinde homenaje a Basilio Paraíso. El monumento, de propiedad municipal, sufre una grave degradación debido al paso del tiempo, y se encuentra ubicado en el parque José Antonio Labordeta. La obra ha sido destacada por su alto valor patrimonial y cultural, representando un tributo a la paz y a la figura de Basilio Paraíso, un influyente personaje en la historia de la ciudad.
El estado de deterioro del monumento incluye pérdida de material, fisuras, ataque biótico, oxidación de metales, grafitis, entre otros aspectos. El objetivo principal del proyecto de restauración es devolver al monumento su aspecto original y estabilizar los materiales pétreos y metálicos que lo componen. El presupuesto base de licitación asciende a 132.033,22 euros e incluye la instalación de un andamiaje para realizar las intervenciones necesarias.
El consejero de Urbanismo e Infraestructuras, Víctor Serrano, resalta el compromiso del Ayuntamiento con el patrimonio histórico y artístico de la ciudad, mencionando diversas intervenciones realizadas en años anteriores en otros monumentos y edificios históricos. También se subraya la vigilancia y control de acciones privadas que puedan afectar a elementos históricos de la ciudad, como en el caso del antiguo Gran Café Zaragoza.
Este proyecto de rehabilitación forma parte de un estudio de conservación de monumentos en Zaragoza, que está vinculado a un Plan de Sostenibilidad Turística en Destinos. La iniciativa se originó en respuesta a la preocupante situación del ‘Monumento a la Exposición Hispano Francesa de 1908’, identificada por los técnicos municipales. Para llevar a cabo la intervención, se llevarán a cabo estudios detallados de materiales y estructura, análisis químicos del metal, ensayos de limpieza y tensión superficial, así como medidas de restauración que abarcan desde la protección y limpieza de elementos hasta la consolidación estructural y la aplicación de protecciones cromáticas.
La ejecución del proyecto involucra un análisis integral que incluye estudios exhaustivos de diversos aspectos del monumento. La rehabilitación se concentrará en los elementos pétreos y metálicos, abordando desde la limpieza y fijación de elementos hasta la eliminación de grafitis y ataques bióticos, así como la consolidación estructural y la adecuación cromática. Este enfoque completo se deriva de un estudio inicial que identificó la deteriorada condición del monumento y busca restaurar su integridad y aspecto original.
HISTORIA DEL MONUMENTO
El ‘Monumento a la Exposición Hispano-Francesa de 1908‘ fue erigido en 1910 en el paseo de Pamplona, junto a la salida del entonces camino de los Cubos, hoy calle de Doctor Cerrada, y la plaza de Basilio Paraíso, frente al edificio del Paraninfo y a la Capitanía General. Si bien, en un principio se pensó ubicarlo en la plaza de Santa Engracia como marco de acceso a los terrenos donde levantaron en 1908 los pabellones efímeros de la Muestra Hispano-Francesa, e incluso se debatió la posibilidad de instalarlo en la plaza de San Miguel.
El conjunto escultórico se encargó ante el éxito que supuso dicha cita internacional y se pretendía con él dedicar un reconocimiento al organizador de la muestra: Basilio Paraíso. La obra fue encargada a los hermanos Miguel y Luciano Oslé, que habían obtenido las primeras medallas en las Exposiciones Nacionales de 1906 y 1908. Estos hermanos catalanes concibieron una composición alegórica de la paz, inspirada en otro monumento francés que hay en el puente de Alejandro III en la capital gala, París.
El conjunto, de inspiración francesa, presenta una alegoría de Zaragoza, representada por un león de bronce, conducido a cada lado por dos niños ángeles, elaborados en mármol, que llevan respectivamente los atributos de Mercurio y una estatuilla de Minerva, como alegorías del comercio y de las artes. En lo alto del pedestal cuelgan cuatro guirnaldas de bronce, y en la base se muestras escenas relativas a la agricultura y a las artes.
Además, la obra arquitectónica de los sillares fue diseñada por Ricardo Magdalena Gallifa. El zócalo es escalonado y sobre él se asienta un pedestal prismático de dos cuerpos, con un podio en el inferior para colocar la escultura de Basilio Paraíso.
En el frontal, en bronce y de medio cuerpo, se muestra el busto del propio Basilio Paraíso sentado en un sillón de piedra, del que tallaron el respaldo y los brazos. No obstante, esta incorporación se incluyó años después de su muerte, ya que el ilustre zaragozano no quería homenajes en vida. De hecho, el monumento se inauguró el 16 de enero de 1910 y no contó con Paraíso, quien alegó motivos de agenda para no asistir.
El monumento estuvo en la céntrica plaza zaragozana que hoy lleva el nombre del propio Basilio Paraíso hasta 1947, cuando fue desmontado por necesidades urbanísticas, y en 1951 fue instalado en su actual ubicación, en el parque grande de José Antonio Labordeta, al final de la avenida de los Bearneses.