
Zaragoza despide al Papa en un Pilar abarrotado de fieles
La catedral basílica de Nuestra Señora del Pilar ha acogido una misa por el eterno descanso del papa Francisco, fallecido el pasado lunes en la octava de Pascua. La ceremonia reunió a miles de personas que acudieron a mostrar su respeto y unirse en oración.
La celebración estuvo presidida por el arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, y concelebrada por los arzobispos eméritos Vicente Jiménez, Jesús Moliné y José Luis Redrado. También participaron canónigos del Cabildo, vicarios episcopales, el rector del seminario y el director del CRETA. Asistieron representantes institucionales como el presidente de Aragón, la alcaldesa de Zaragoza y el delegado del Gobierno en Aragón.
Miles de fieles despiden al Papa en una multitudinaria misa por su eterno descanso
La misa contó con el acompañamiento musical del organista titular Juan San Martín y de la Capilla de Música Nuestra Señora del Pilar, dirigida por José María Berdejo. El acto litúrgico transcurrió en un ambiente solemne y de recogimiento.
Durante su homilía, el arzobispo de Zaragoza recordó los actos celebrados en Roma, como el funeral en la plaza de San Pedro y el sepelio en la Basílica de Santa María la Mayor. También destacó la coincidencia de la fecha con el Domingo de la Divina Misericordia, uno de los ejes centrales del pontificado de Francisco, cuyo lema papal fue «Misereando atque eligendo».
El prelado señaló algunos de los momentos significativos del pontificado. Entre ellos, la petición de oraciones que el Papa realizó al inicio de su ministerio en 2013, y su histórica oración en solitario en la Plaza de San Pedro durante la pandemia.
Escribano resumió el pontificado en tres conceptos: alegría, misericordia y esperanza. La alegría se reflejó en su llamado a evangelizar con entusiasmo en la exhortación «Evangelii Gaudium». La misericordia fue visible en la convocatoria del Jubileo de la Misericordia y en su atención a los más pobres y marginados. La esperanza, por último, centró su mensaje de cara al Jubileo de 2025 y en la confianza en la vida eterna.
Finalizada la ceremonia, se habilitó un libro de condolencias en la capilla de San Braulio. El arzobispo fue el primero en firmarlo, seguido de las autoridades asistentes. De este modo, Zaragoza deja constancia pública de su homenaje al papa Francisco.
La misa celebrada en el Pilar puso de manifiesto la huella que Francisco ha dejado entre los fieles de Zaragoza y su entorno. La alta participación en el acto evidenció el reconocimiento al legado de un pontificado que marcó una etapa de apertura y cercanía.
