El Palacio de Sástago de Zaragoza retoma sus actividades expositivas con ‘Dicen que hay tierras al Este‘, una muestra que hace un balance de los numerosos vínculos históricos entre Aragón y Cataluña durante los siglos XVIII-XX, promoviendo el conocimiento de las relaciones entre ambas regiones desde la perspectiva de la historia, economía y cultura compartidas. La exposición, cuyo título se inspira en un verso de José Antonio Labordeta, se podrá visitar hasta el próximo mes de enero.
El discurso expositivo de ‘Dicen que hay tierras al Este‘, que se despliega a través de 12 ámbitos temáticos diferentes, se apoya en recursos museográficos que incluyen piezas que forman parte del patrimonio industrial, artístico y documental de ambas comunidades. En total han sido 65 las entidades y coleccionistas que han prestado obras y material para esta exposición.
Esta exposición es el núcleo de un proyecto cultural que incluye otros elementos culturales, divulgativos y didácticos, como un documental realizado por Vicky Calavia, titulado Al Este y que se proyecta en una sala del propio Palacio de Sástago durante la duración de la muestra, una monografía realizada por reconocidos estudiosos y profesores de Aragón y de Cataluña con vocación de permanencia, así como guías didácticas destinadas a fomentar el conocimiento entre los escolares aragoneses de esta relación histórica entre ambos territorios.
La exposición cuenta con un amplio comité científico, formado tanto por historiadores aragoneses como catalanes, que consiguen relatar la historia de las relaciones entre Aragón y Cataluña desde la convicción de que es posible hacer un uso responsable de la Historia para entender procesos y episodios complejos sin alimentar la animadversión, transitando por tres siglos de vínculos que unen mucho más que separan. A menudo desde Cataluña vinieron aires de renovación y, en este sentido, la muestra pone énfasis en décadas de convivencia fructífera y amistosa, no exenta en ocasiones de conflictos, pero siempre se encontraron vías de colaboración y caminos que avivaban diálogos.
Se trata, en suma, de favorecer un mayor conocimiento de las interrelaciones históricas entre ambas sociedades para “reconocerse” mejor, sin practicar la ignorancia recíproca. El desconocimiento mutuo hace que funcionen mejor los tópicos. Por eso, frente a determinados delirios y mitos historiográficos, el mejor antídoto suele ser el trabajo de los historiadores. De ahí que esta muestra pretenda comparecer ante la opinión pública con un discurso histórico riguroso y con información fidedigna avalada por las fuentes documentales.
La exposición ‘Dicen que hay tierras al Este‘ se podrá visitar entre el 20 de octubre y el 8 de enero en el Palacio de Sástago de Zaragoza en horario de de 11 a 14 h. y de 18 a 21 h. de martes a sábado y de 11 a 14 h. los domingos y festivos. Los lunes permanece cerrada al público. La entrada a la exposición es gratuita.
Ámbitos temáticos de la exposición ‘Dicen que hay tierras al Este’
1) Historia de la emigración
Esta sección analiza cómo ha influido Aragón en la especialización textil catalana y Cataluña en la especialización agraria aragonesa, qué viajeros y comerciantes catalanes vinieron por tierras aragonesas o qué aduanas existían históricamente entre ambos territorios. De igual modo, la habilitación del puerto de Tortosa al “comercio libre” con las Indias se produjo a partir de 1778, abriendo una nueva etapa de expectativas entre los ilustrados y políticos aragoneses sobre las posibilidades que la liberalización del tráfico colonial ofrecía a la exportación de los productos aragoneses. Tortosa se convirtió en el anhelado puerto de Aragón. El enorme poder e influencia que el conde de Aranda mantenía sobre los ministros de Carlos III, pese a su dorado exilio en la embajada de París, obró el milagro de conseguir dinero público para que el puerto de la Ciudad Condal no corriera el peligro cada invierno de quedar impracticable, la construcción de la nueva población en San Carles de la Rápita, del canal entre ésta y Amposta, y el acondicionamiento del puerto dels Alfacs. Por último, se ahonda en el ferrocarril como elemento integrador de ambos espacios.
Al repasar su periodo de responsabilidad al frente del Ministerio de Fomento, Francesc Cambó anunciaba que la energía hidroeléctrica se había de convertir, en unos pocos años, en un “arma formidable de dominación económica” y comparaba su trascendencia con lo que había supuesto la red ferroviaria en el siglo anterior. No se equivocaba Cambó: resultó muy importante la explotación de recursos hidráulicos aragoneses (“la hulla blanca”) con la finalidad de transferir energía hacia el mercado formado por el área industrial y urbana de Barcelona, especialmente en momentos de colapso energético.
Esta sección expone la importancia de emigrantes aragoneses a Barcelona en la gestación de los primeros “movimientos aragonesistas”, como Julio Calvo Alfaro, Gaspar Torrente o la revista “El Ebro”. Gaspar Torrente, por ejemplo, afirmaba: “Yo he pasado por todos los movimientos aragonesistas, pero afirmo que el movimiento, para triunfar, tiene que salir de los pueblos y no de las capitales”.
Más de 200.000 aragoneses viven en Barcelona y su área metropolitana, cifra que convierte a la capital catalana en la segunda ciudad del mundo en cuanto a población aragonesa. La importancia de la emigración de aragoneses hacia Barcelona ha sido una constante durante todo el siglo XX. A comienzos del siglo pasado se estimaba en unos cincuenta mil el número de aragoneses residentes en Barcelona, casi el 10% de su población. Por tanto, ya en 1909 era destacada la presencia aragonesa en la capital catalana. Fruto de esa corriente surgieron el Centro Aragonés de Barcelona y, poco después, el Centro Obrero Aragonés (COA), entre otros espacios de sociabilidad. Hay más de sesenta centros aragoneses por todo el mundo, principalmente en España, Europa y América; el más importante de ellos es el de Barcelona. Sus socios ejercen el aragonesismo con entusiasmo. Muchos de ellos, tal vez todos, añoran sus pueblos de origen, pero valoran las posibilidades de trabajo (y de felicidad) que les ha ofrecido Cataluña sin necesidad durante años de realizar grandes transformaciones identitarias.
“Barcelona como meta” fue un lema para varios pintores y escultores aragoneses durante el siglo XIX y XX. Por ejemplo, el Salón de Artistas Aragoneses celebrado en el Centro Obrero Aragonés de Barcelona en 1935 fue uno de los acontecimientos más relevantes del panorama artístico aragonés previo a la Guerra Civil. A lo largo de la muestra se enfatiza la presencia en Barcelona de artistas como Pablo Gargallo, Joaquín Pallarés, Ramón Martín Durbán, Eleuterio Blasco, Sanz Lafita, Vicente Rincón, Ramón Acín, Ciria, Grupo Trama, etc.
Se subrayará la importancia de los escritores aragoneses en Cataluña, como Ignacio Martínez de Pisón, Javier Sebastián y otros muchos/as. Especial relevancia tendrán en la muestra algunos escritores de frontera, integradores y tolerantes, como Jesús Moncada, exponente máximo de esa dualidad catalano-aragonesa llevada a la excelencia. Se mostrará igualmente la héjira de los músicos populares aragoneses a partir de 1960 (asentamientos, grabaciones, conciertos, discos y flujos recíprocos) y el vínculo cinematográfico con Cataluña, sobre todo a través de la conexión Portabella.
Cataluña estuvo en la vanguardia de las luchas por la democracia en España durante la década de 1970. Muchos catalanes y aragoneses en Cataluña, como Gregorio López Raimundo o Alfonso Carlos Comín, se responsabilizaron para ejercer conscientemente ese papel de liderazgo y de integración social del emigrante. También José Antonio Labordeta tuvo una estrecha relación con Cataluña en aquellos años, empezando por su actuación en el Paraninfo de la Universidad de Barcelona el día que fue asesinado Salvador Puig Antich, y siguiendo por el multitudinario concierto celebrado en el Palacio de Deportes de Montjuic en defensa del quincenal Andalán.
Esta sección realiza un recorrido por los austracistas catalanes y aragoneses exiliados en Viena durante el siglo XVIII, por los catalanes presentes en Los Sitios de Zaragoza, como la propia Agustina de Aragón, bautizada en Barcelona el 6 de marzo de 1786; por la solidaridad mostrada por algunos aragoneses frente a los bombardeos de Barcelona en época de Espartero; por la presencia fundamental de aragoneses en el obrerismo barcelonés (Samblancat, Aláiz, Acín, Maurín, Carrasquer…). Y poco después, durante la Guerra Civil, Cataluña se vuelca sobre el frente aragonés, influye decisivamente en las colectividades aragonesas, “libera” zonas limítrofes desde Barbastro a Alcañiz, y defiende en el Ebro una frontera que supone su propio derrumbamiento al fin…
Se ponen en evidencia las influencias universitarias y académicas que han existido históricamente entre Cataluña y Aragón, influencias que vienen de bastante atrás en el tiempo, como demuestra el papel desempeñado, hasta su clausura en 1707, por el Studium Generalis Ilerdense como polo de atracción de estudiantes del viejo Reino de Aragón. Y estamos hablando de personajes tan renombrados como San José de Calasanz o Pedro Cerbuna, fundador de la Universidad de Zaragoza. Y a la inversa, durante el siglo XVIII y primer tercio del XIX, después del cierre de varias universidades catalanas, la Universidad de Huesca registró una importante afluencia de alumnos del Principado. También se da cuenta de la presencia de catedráticos aragoneses que ejercieron en Barcelona (Castro y Calvo, Manuel del Arco, los Blecua, Hernández Pardos…) o que desempeñaron su labor en Zaragoza para después trasladarse a Barcelona, como Vicens Vives o Fabián Estapé. Y, a la inversa, también se ahonda en los estudiosos catalanes que han analizado Aragón (Abadal, Bosch Gimpera, Verdaguer, Víctor Balaguer, Feliu, etc. y años después, en tiempos mucho más cercanos a nosotros, Pedro Montserrat o Antonio Durán Gudiol).
De los pioneros montañeros y excursionistas catalanes, a los que tanto les gustaba el Pirineo, pero también las sierras ibéricas, nos han quedado miles de fotografías y alguna crónica. En esta sección se expone cómo quedó plasmado Aragón en el objetivo de los fotógrafos del Centro Excursionista de Cataluña.
Más allá de los “bienes de la franja”, la interacción es más compleja y diversa. En estos territorios a caballo entre Aragón y Cataluña el paisaje fronterizo adquiere nuevos horizontes, donde los límites administrativos oficiales dejan de coincidir con los lingüísticos, económicos, eclesiásticos o naturales. A todo ello cabe añadir que se suman infraestructuras comunes, empezando por el Canal de Aragón y Cataluña, aprovechado por gentes de uno y otro lado. Ocurre lo mismo con toda una red de caminos tradicionales y de carreteras locales. En suma, desde Bonansa y Pont de Suert, desde Benabarre hasta Fraga y la zona del Matarraña son muchas las localidades que viven como un hecho habitual y cotidiano el contacto entre ambos territorios en un área que tampoco coincide exactamente con el trazado de los límites lingüísticos entre catalán, castellano y aragonés. Y el mejor futuro para la zona pasa por la suma de esfuerzos y por una mejor coordinación entre las administraciones catalana y aragonesa en el desarrollo de este territorio en contacto.
2) La línea del Ebro y el tráfico mercantil
3) Las transferencias históricas de energía hidroeléctrica para favorecer la industrialización de Barcelona y entorno
4) El nacimiento de la conciencia aragonesista en Cataluña
5) Sociabilidad y redes aragonesas en Cataluña
6) Artes plásticas: pintores y escultores aragoneses en Cataluña
7) Escritores y músicos aragoneses en Cataluña
8) Integración y Justicia Social: Personalidades aragonesas durante la Transición en Cataluña
9) Juntos en las dificultades
10) Profesores y estudiosos a uno y otro lado
11) Fotógrafos catalanes y paisaje aragonés
12) El Patrimonio cultural y lingüístico de la Franja Oriental