
Los días que la Virgen del Pilar no lleva manto
La imagen de la Virgen del Pilar luce sin manto tres días al mes
La imagen de la Virgen del Pilar es uno de los principales símbolos religiosos y culturales de Zaragoza. Situada en el altar mayor de la Basílica del Pilar, es objeto de gran devoción por parte de fieles de toda España. Lo habitual es verla vestida con uno de sus muchos mantos, que varían según el día, la festividad o la intención del rezo. Sin embargo, en determinadas fechas del año, esta imagen aparece sin manto, mostrando únicamente la columna o «pilar» sobre la que se sostiene.
Esta ausencia de manto no es casual. Corresponde a una tradición litúrgica consolidada que da un significado especial a esas jornadas. Durante esos días, se resalta la simbología de la columna, origen del culto y elemento central de la advocación mariana.
Fechas en las que la Virgen del Pilar aparece sin manto
Cada mes, existen días concretos en los que la Virgen del Pilar permanece sin manto a lo largo de toda la jornada. Son fechas muy observadas por los devotos, especialmente por aquellos que visitan la basílica con frecuencia. Esta tradición tiene lugar todos los días 2, 12 y 20 de cada mes. Además, el 2 de enero, 20 de mayo y 12 de octubre cobran especial relevancia por tratarse de fechas que coinciden con celebraciones o aniversarios destacados.
La ausencia del manto permite a los visitantes contemplar el relicario tal y como, según la tradición, lo encontró el apóstol Santiago. Al no cubrirse con ningún tejido, se refuerza el sentido original del lugar, estrechamente vinculado a la aparición mariana en el año 40 d.C.
Durante esas jornadas, es común que los fieles acudan a realizar ofrendas, rezar en silencio o simplemente observar la imagen con recogimiento. Esta práctica, aunque sencilla, aporta una dimensión distinta a la experiencia religiosa y cultural en la basílica.
Significado de la tradición y su valor patrimonial
La decisión de no vestir a la Virgen del Pilar en esos días tiene un propósito teológico y litúrgico. Se busca centrar la atención en el origen de la devoción: el pilar sobre el que, según la tradición, la Virgen María se apareció para alentar al apóstol Santiago.
Desde el punto de vista patrimonial, esta práctica también contribuye a poner en valor el conjunto escultórico original, que habitualmente queda parcialmente oculto por los mantos bordados. Son momentos donde el arte y la fe se encuentran con mayor claridad, destacando la talla y el diseño que forman parte del legado artístico de la basílica.
Además, esta tradición ayuda a conservar la rotación de los mantos, algunos de ellos auténticas piezas de valor histórico y textil. El mantenimiento y exposición de estos elementos requiere de cuidados específicos, y los días sin manto también permiten facilitar labores de conservación.
La Virgen del Pilar es, para muchos, un símbolo de identidad. No solo para Zaragoza, sino para toda la comunidad que la venera. Saber cuándo no lleva manto es también una forma de conectar con su historia y con las prácticas que han dado forma a la devoción actual. Es un gesto de sencillez que conecta con lo esencial del mensaje que la columna representa.
Cada uno de estos días ofrece una oportunidad especial para descubrir otra cara del santuario y para entender más profundamente el papel de la Virgen en la historia espiritual y cultural de la ciudad.