Teatro Arbolé acoge “El viaje de Mengue” de Teatro Firulete
El Teatro Arbolé de Zaragoza recibe este fin de semana a la compañía Teatro Firulete con su espectáculo “El viaje de Mengue”. La obra, diseñada para público infantil y familiar, se presenta como una oportunidad única para disfrutar de una experiencia teatral cargada de emoción, creatividad y reflexión. Este evento tendrá lugar el sábado 11 de enero a las 18:00 horas y el domingo 12 de enero a las 12:00 horas, con entradas disponibles por 9 euros en la web oficial del teatro y en taquilla.
Una historia conmovedora en el Teatro Arbolé
“El viaje de Mengue” narra la experiencia de Mengue, un inmigrante que emprende un viaje lleno de desafíos, amor y descubrimientos. La trama aborda de manera sencilla y sensible las dificultades que enfrentan quienes dejan atrás su hogar en busca de un futuro mejor. A través de títeres y objetos cuidadosamente manipulados, la historia invita a los espectadores a reflexionar sobre la migración desde una perspectiva emocional y universal.
El espectáculo destaca por su capacidad de conectar con públicos de todas las edades, aunque está recomendado a partir de los siete años. Teatro Firulete apuesta por una narrativa cargada de momentos entrañables y divertidos, sin perder de vista la dureza de las adversidades que enfrentan los personajes. Esto convierte la obra en una experiencia teatral única que invita tanto a la reflexión como al disfrute estético.
Títeres, música y emociones en un escenario único
Uno de los elementos más destacados de la propuesta de Teatro Firulete es el uso expresivo de títeres y objetos, que otorgan vida y profundidad a los personajes y situaciones. La música, compuesta específicamente para esta obra, refuerza la atmósfera de cada escena, transportando al espectador a un universo lleno de emociones. La escenografía y las luces complementan la narrativa, creando un entorno visual que enriquece la experiencia en el Teatro Arbolé.
La historia, ambientada en un contexto que evoca los movimientos migratorios de principios del siglo XX, evita referencias explícitas para permitir una conexión más íntima con el tema. De esta forma, el público puede vivir la experiencia desde la emoción, dejando a un lado cualquier barrera intelectual.