El Palacio Larrinaga es uno de los máximos exponentes del arte ecléctico y modernista de principios del s.XX con los que cuenta la ciudad de Zaragoza. Pero también es fruto de una historia de amor, la de Miguel de Larrinaga y Asunción Clavero.
Miguel Larrinaga formaba parte de una importante familia vasca de la industria naviera. Aunque el negocio estaba instalado en la localidad inglesa de Liverpool, Miguel fue mandado a Zaragoza a estudiar para cursar la carrera de Leyes en la universidad. Aquí en Zaragoza conoció a la que sería el amor de su vida, Asunción Clavero, natural de la localidad aragonesa de Albalate del Arzobispo. Corría la última década del pasado s.XIX.

La pareja se trasladó a Liverpool, donde Miguel se haría cargo de la naviera familiar, que contaba con una flota extendida por Europa, América y Asia. Pero la distancia no hizo que se olvidaran de Zaragoza. Por este motivo, Miguel adquirió unos terrenos en la afueras de la Zaragoza de la época, actual barrio de Montemolín, donde edificaría un palacete, Villa Asunción, en honor a su gran amor, su esposa Asunción. Un edifico hecho por y para ella. La pareja tenía previsto volver a la ciudad donde se conocieron, Zaragoza, una vez que se jubilara Miguel, convirtiendo el bello palacio en su nido de amor maduro.
Por desgracia, Villa Asunción, el Palacio de Larrinaga, nunca llegó a ser ocupado por Miguel y Asunción. Por un lado, la situación bélica en nuestro país en los últimos años de la década de los 30 y, por otro, la delicada salud de la mujer, que falleció en 1939 de una trombosis pulmonar, cuando contaba con 65 años, antes que pudieran trasladarse desde Liverpool a vivir a Zaragoza. Miguel ni tan siquiera fue capaz de acompañarla en sus últimos momentos, pues era tanto el amor que le procesaba que no podía ver la agonía de aquella maravillosa mujer que conoció 41 años antes en Zaragoza.
Roto de dolor por la perdida de su esposa, Miguel se negó a vivir solo en el palacio construido en Zaragoza. Y es que Villa Asunción, sin Asunción, carecía de sentido para él. En 1942 viajó a Zaragoza para recoger los objetos que le pudieran traer algún recuerdo y vender la propiedad al completo, muebles incluidos, poniendo así fin a su sueño zaragozano definitivamente. Miguel Larrinaga falleció en Liverpool en 1948.
Villa Asunción, el Palacio Larrinaga

Miguel Larrinaga quiso regalar a Asunción un palacio en Zaragoza donde poder vivir juntos tras su jubilación. Adquirió una parcela de 107.000 metros cuadrados que se encontraba por aquel entonces a las afueras de Zaragoza, al pie del camino al Bajo Aragón. El nombre elegido no podía ser otro, Villa Asunción, aunque actualmente todos lo conocemos como Palacio Larrinaga.
En 1901 contrató a uno de los arquitectos más destacados de la época, Félix Navarro, autor también del Mercado Central o la Escuela de Artes y Oficios, entre otros edificios. El palacete fue terminado de construir en 1920. En aquella época no había precedentes de una vivienda unifamiliar de sus dimensiones ni la riqueza de sus materiales y la vistosidad con las que se diseñó el palacio. De él se dice que es el mejor ejemplo de eclecticismo zaragozano, constituyendo, por entidad y calidad en la ejecución, una de las mejores residencias burguesas levantadas en Aragón.
Los barcos, anclas y caballitos de mar son los protagonistas de toda la decoración, exterior e interior, de este palacio, levantado alrededor de un patio central, al más puro estilo renacentista. De planta cuadrada y con una especie de linterna que ilumina todas sus estancias, al palacio de Larrinaga lo coronan cuatro espectaculares torres. Justo debajo de la torre central, una escena de cerámica con una representación del comercio marinero hace un precioso homenaje a esta dura profesión.
Lo más sobresaliente del palacio es su fachada principal, concebida como una doble galería de arcos, rebajados en la inferior y de medio punto en la superior. Toda ella está decorada mediante motivos originales relacionados tanto con el mar como con la propia compañía naviera de los Larrinaga, ejecutados por el escultor zaragozano Carlos Palao. Remata la fachada un gran tarjetón cerámico con decoración figurada alegórica del comercio marítimo.

La presencia de Asunción en el Cementerio de Zaragoza
Los restos de Asunción Clavero y Miguel de Larrinaga reposan en la ciudad donde pasaron gran parte de su vida, Liverpool, pero la historia de Asunción también está presente en el Cementerio de Zaragoza. Y es que allí podemos encontrar la tumba de Pilar Clavero (andador Costa, Cuadro 27, Núm. 0156 dpdo., cercano al mausoleo de Joaquín Costa). Este sepulcro, donde están enterrados Pilar, su hermana, y los padres de Asunción, forma parte de la ruta Mujeres Imborrables del Cementerio de Zaragoza, en una clara alusión a la hermana de Pilar, Asunción Clavero, y su historia de amor ligada a la ciudad de Zaragoza.