
El pueblo de Zaragoza con una de las mejores juderías de Aragón y en donde pudo haber nacido Alfonso I el Batallador
Biel está situado a 95 kms de Zaragoza, en la Comarca de las Cinco Villas
Enclavado en la comarca de las Cinco Villas, al pie de la Sierra de Santo Domingo, Biel es uno de esos pueblos aragoneses que parece detenido en el tiempo. Con apenas 170 habitantes, este municipio de Zaragoza combina historia, naturaleza y gastronomía en un entorno de postal. Sus calles empedradas, casas de piedra y rincones medievales lo convierten en un destino ideal para quienes buscan desconectar y sumergirse en un pasado lleno de leyendas.
Un viaje al pasado: historia y patrimonio
Índice
Biel presume de un rico legado histórico. Su estratégica ubicación en la Edad Media la convirtió en un enclave defensivo clave, dominado por un castillo del siglo XI que corona el pueblo. Este castillo, del que hay constancia de su existencia hacia el año 1070, alberga una hipótesis fascinante: podría ser el lugar de nacimiento de Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Pamplona, quien pasó parte de su juventud en la villa. Aunque no hay documentos fehacientes, la tradición local y su vinculación con la corona aragonesa alimentan esta teoría, añadiendo un halo de misterio al lugar.
Pero el verdadero tesoro de Biel está en su judería, una de las mejor conservadas de Aragón. Sus calles estrechas y plazuelas ocultan restos de la comunidad hebrea que habitó aquí hasta el siglo XV. La judería de Biel no solo destaca por su arquitectura, sino también por su historia: fue un centro de comercio y cultura en la Edad Media, como demuestran los vestigios de sinagogas y viviendas judías. Hoy, recorrerla es adentrarse en un laberinto de piedra donde el silencio y la belleza arquitectónica invitan a la reflexión.
La judería: un legado medieval entre las ocho más importantes de Aragón
Biel alberga una de las juderías más destacadas de Aragón, considerada entre las ocho más relevantes de la región. En el siglo XV, más de la mitad de su población era judía, atraída por las ventajas fiscales ofrecidas por la villa, como la exención de impuestos durante años para fomentar el asentamiento. La comunidad hebrea se concentró en dos zonas: el Barrio Verde (área religiosa y cultural) y la caudevilla (zona residencial), ambas excepcionalmente conservadas.
La importancia de esta judería radica en su papel como centro comercial y cultural durante la Edad Media. Aunque no quedan sinagogas completas, los vestigios arquitectónicos —como casas con dinteles tallados o patios tradicionales— revelan su esplendor. Uno de sus tramos se denominó en la Edad Media el Barrio de la Sinoga, por encontrarse en ella la sinagoga. Disponía de horno, hospital, limosnería y una escuela de párvulos.

El castillo y la conexión con Alfonso I el Batallador
El castillo de Biel, mandado construir por Sancho el Mayor, fue luego ampliado por Sancho Ramírez entre los años 1070 y 1080. Su estratégica ubicación junto al río y su altura (casi 30 metros) lo convirtieron en un símbolo de poder y defensa.
Aunque no hay certeza histórica, existen indicios de que Alfonso I el Batallador pudo nacer aquí. Fuentes locales señalan que, aunque era el tercer hijo y no estaba destinado a reinar, recibió formación militar en Biel. Desde este castillo partió en 1096, a los 23 años, para liderar la batalla de Alcoraz, que facilitó la conquista de Huesca.
El castillo, rehabilitado en 2007, conserva su estructura original a pesar de que gran parte de su historia se ha visto envuelta en el misterio. Hoy, es visitable y ofrece vistas panorámicas de la Sierra de Santo Domingo, invitando a imaginar la vida medieval.
Gastronomía con sello de pueblo
La oferta culinaria de Biel es otro de sus grandes atractivos. El restaurante El Caserío de Biel es una parada obligatoria. De hecho, muchas son las personas que van de propio a comer en este restaurante. Especializado en cocina tradicional aragonesa con toques innovadores, propone platos como el ternasco de Aragón asado o el migas con uvas, acompañados de vinos de la región. Su ambiente rústico, con mesas y decoración de madera, transporta a los comensales a una experiencia auténtica.
Como curiosidad, el pueblo presume de una panadería artesanal, que elabora panes y sus conocidas Tortas Flojas, cañadas que son la debilidad de quien las prueba. Se cuecen a horno fuerte, lo que le da un acabado tostado irresistible. Esto, junto a la ligera capa de aceite de oliva, hace imposible que la torta floja de Biel llegue a casa entera.
Naturaleza y leyenda
Rodeado de paisajes protegidos, Biel es punto de partida para rutas de senderismo en la Sierra de Santo Domingo, donde flora y fauna autóctonas comparten espacio con leyendas medievales. La combinación de patrimonio, naturaleza y sabor convierten a este pueblo en un destino irrepetible. ¿Quién sabe? Quizás entre sus muros antiguos aún resuene el eco de Alfonso I…
BIEL
- Cómo llegar en coche : Desde Zaragoza, tomar la A-23 hasta Zuera y salir por A-124 dirección Erla / Luna y continuar por la A-1103 hacia Biel. El trayecto dura 1 h 19 min (95,5 km) .
- Distancia desde Zaragoza : 95,5 km (1 hora y 19 minutos en coche).
- Visitas guiadas :
- Horario : Todos los sábados a las 11:30 h.
- Punto de encuentro : Plaza Baja (junto al Ayuntamiento).
- Reservas : Contactar previamente en el 650 219 223 o visitar biel.es para más información.