
La Máscara de Ateca regresa a las calles para celebrar San Blas
Este próximo domingo 2 y lunes 3 de febrero, La Máscara de Ateca vuelve a recorrer las calles de la localidad zaragozana para conmemorar San Blas. Esta fiesta, declarada de interés turístico en Aragón, mantiene un ritual prácticamente intacto desde hace 125 años.
El evento reúne cada año a vecinos y visitantes que participan activamente en las actividades previstas, convirtiendo esta celebración en una cita cultural destacada en la comarca.
Un recorrido lleno de simbolismo
La Máscara de Ateca es fácilmente reconocible por su traje de franjas verticales en rojo y amarillo, su gorro adornado, cascabeles, sable y cobertera, un pequeño escudo circular que porta durante su recorrido.
El domingo 2 de febrero, la máscara realizará su primera salida desde el Ayuntamiento a las 12:00 horas, recorriendo las calles más céntricas del pueblo. Los jóvenes intentarán cogerle algún cascabel, pero la figura tratará de evitarlo como manda la tradición.
Ese mismo día, a las 21:00 horas, uno de los prebostes de San Blas encenderá la hoguera tradicional en la plaza de España, seguida de otra salida de la Máscara por las inmediaciones.
El lunes 3, día de San Blas, la jornada comenzará con una misa a las 11:00. Después, la procesión llevará a los participantes hasta la ermita de San Blas, donde se vivirá el momento más esperado: la subida al cerro.
La Máscara frente al desafío del cerro
Tras recitar unos versos al santo, La Máscara de Ateca emprenderá el ascenso al cerro, mientras los jóvenes del pueblo, armados con manzanas, intentarán impedir que llegue a la cima. Este acto tiene sus raíces en una tradición que hasta 1979 permitía el lanzamiento de piedras en lugar de frutas.
Una vez alcanzada la cima, los participantes formarán un corro y cantarán la popular canción «El puente de Alcolea». Luego, los niños volverán a intentar arrebatarle los cascabeles antes del retorno a la ermita, donde se recita una última copla y concluye el acto con el regreso a la iglesia.
Un personaje con siglos de historia
Los orígenes de La Máscara de Ateca no están del todo claros, pero los estudios del historiador Francisco Martínez García señalan su probable relación con los botargas, personajes festivos que se incorporaron a celebraciones religiosas como el Corpus Christi en el siglo XV.
Con el tiempo, estas figuras pasaron a desempeñar roles más complejos, desde bailar junto a los danzantes hasta perseguir a los vecinos con sable y cobertera. Durante el siglo XVII, se estableció su función como protector de los mayores y figura lúdica de la fiesta, mientras el público le lanzaba fruta, un rasgo que persiste en la celebración actual.
La tradición sobrevivió a prohibiciones durante la Segunda República y ha ido adaptándose a nuevas costumbres. Hoy en día, La Máscara de Ateca sigue siendo un referente cultural y festivo en la provincia de Zaragoza, manteniendo su esencia a lo largo de generaciones.
Este fin de semana, Ateca se convierte en escenario de una de las celebraciones más singulares de Aragón, un legado que continúa atrayendo a quienes desean conocer esta curiosa tradición que sigue desafiando al tiempo.