
Pozo de los Aines en Grisel, naturaleza y leyenda
Está situado en la comarca Tarazona Moncayo
En la comarca de Tarazona y el Moncayo, a las afueras del municipio de Grisel, se esconde un paraje natural que parece sacado de una película de fantasía: el Pozo de los Aines. Lejos de ser un pozo tradicional, se trata de una espectacular cavidad kárstica o dolina, un “cenote aragonés” de origen geológico, cuya impresionante belleza se complementa con una intrigante leyenda.
Un origen geológico y una leyenda que lo explica
Con sus 22 metros de diámetro y una profundidad que supera los 20, esta sima se formó por el colapso de estratos calizos y yesosos debido a la erosión del agua subterránea. Aunque los geólogos fechan su formación en la Baja Edad Media, la tradición popular ha querido dotar al lugar de un relato mucho más dramático.
La leyenda más conocida se remonta a la época de los moriscos en el siglo XVI. Según la historia, un rico morisco llamado Hamet-Ben-Larbi salió a trabajar con su criado y sus caballerías en un día de fiesta cristiana, desobedeciendo el precepto de “oír misa”. Como castigo divino por su falta, la tierra se abrió bajo sus pies con un gran estruendo, tragándose al moro, su criado, los animales y los aperos de labranza. Aquel agujero se convirtió en el Pozo de los Aines, y el hecho sirvió como advertencia para todos los habitantes del pueblo.
Existe otra versión más sencilla, que asocia el nombre a una joven llamada Inés que, al acercarse demasiado al borde, cayó a la sima, muriendo en sus profundidades. Con el tiempo, el nombre «Pozo de la Inés» degeneró en «Pozo de los Aines».
Un microclima único y un lugar para la visita
El Pozo de los Aines, con la humedad que retiene en su interior, ha generado un microclima que permite la proliferación de una exuberante vegetación, con helechos, musgos y hiedras que parecen sacados de un paisaje tropical. Esta característica lo convierte en un lugar de gran interés botánico y un oasis de frescor en pleno verano.
El Ayuntamiento de Grisel ha acondicionado el entorno para la visita, instalando una plataforma metálica con barandilla que permite asomarse con total seguridad. Además, cuenta con un sistema de información acústica que narra la historia y las leyendas del lugar. La ruta para llegar es de baja dificultad, lo que hace de este lugar un destino perfecto para una excursión familiar en la comarca del Moncayo y a poco más de una hora desde Zaragoza