El Museo Goya Zaragoza incorpora dos retratos inéditos de los hermanos Bayeu

El Museo Goya de Fundación Ibercaja incorpora a su exposición permanente dos obras inéditas de los hermanos Bayeu, en depósito, procedentes de  una colección particular. Las pinturas representan los retratos de dos aristócratas de ascendencia aragonesa realizados en torno a 1770: Don Felipe de Palafox, conde consorte de Montijo, de Francisco Bayeu, y Doña Rafaela de Palafox, duquesa de Híjar, de Ramón Bayeu. Ambas obras han sido estudiadas en profundidad por Arturo Ansón, especialista en pintura del siglo XVIII, y se exhibirán a partir de hoy en la Sala Goya, en el espacio dedicado a los Bayeu. Este acto forma parte de los eventos conmemorativos del 275 aniversario del nacimiento del pintor de Fuendetodos, una efeméride en la que Fundación Ibercaja quiere recordar su legado y reflexionar sobre su significado.

Las dos pinturas depositadas en el Museo Goya proceden de la familia Híjar, una de las ocho grandes casas nobles del Reino de Aragón. Fueron encargadas para formar parte de la galería de retratos de la residencia madrileña de los marqueses de Ariza, padres de los retratados. Han pertenecido a los sucesivos duques de Híjar hasta que en 1930 por herencia pasaron a propiedad de los duques de Almazán, siendo incautadas por el gobierno republicano durante la Guerra Civil y recuperadas por sus propietarios tras la contienda. Desde 2008 forman parte de una colección particular y se exponen ahora por primera vez al público tras su cesión con carácter de depósito al Museo Goya.

Dos retratos de la nobleza aragonesa que refuerzan la colección de los Hermanos Bayeu en el Museo Goya

El historiador Arturo Ansón, especialista en pintura del siglo XVIII, ha realizado el estudio artístico de las dos obras, en el que ha determinado su autoría y cronología, y ha analizado su relación con otras obras de autores coetáneos. Ambas pinturas muestran la importancia de los hermanos Bayeu como retratistas y las relaciones con otros artistas contemporáneos como Mengs, destaca su calidad artística y son ejemplo del clasicismo pictórico.

Don Felipe de Palafox y Croy D’Havré, conde consorte de Montijo Don Felipe de Palafox, conde de Montijo es un óleo sobre lienzo que mide 98,5 x 75,5 cm. Fue realizado en torno a 1768-1769 por el pintor aragonés Francisco Bayeu y Subías (1734-1795), poco después del matrimonio de don Felipe de Palafox con doña María Francisca de Sales Portocarrero, condesa de Montijo, cuando el conde tenía unos 30 años. Es un retrato de más de medio cuerpo, en el que el efigiado aparece en posición de tres cuartos, con armadura, manto azul de nobleza, y la mano derecha reposando sobre un casco de guerra de noble, haciendo alusión a la actividad militar de este aristócrata español de ascendencia aragonesa. Lleva peluca empolvada a la francesa, con dos rizos laterales, pero bajo ella se aprecia el pelo natural del joven, que cae en cola de caballo por la espalda. Sobre el resto de muro o bancada de piedra en que reposa el casco también aparecen colocados los guantes blancos del aristócrata, y un billete o carta cerrada a él dirigida, con un texto escrito que le identifica: “A Dn. Phelipe de Palafox/ Croy de Havré, Conde del Montijo/ Madrid”, cuya caligrafía responde a la utilizada por el pintor aragonés.

La obra muestra el influjo de Anton Rafael Mengs en detalles como la pose del retratado, la manera de aplicar la pintura y el modelado del rostro. Francisco Bayeu era entonces pintor de Cámara de Carlos III y teniente-director de Pintura de la Real Academia de San Fernando de Madrid y realizó retratos de aristócratas y de altos funcionarios vinculados con Aragón. Fue el pintor más valorado por Mengs entre los españoles que participaban en la decoración del Palacio Real Nuevo de Madrid y tras la marcha del pintor bohemio a Italia en septiembre de 1769, se convertiría en el pintor español más importante de la Corte y de España en esos momentos.

Doña Rafaela de Palafox y Croy D’Havré, duquesa de Híjar, es un óleo sobre lienzo de 103 x 82 cm., obra autógrafa del pintor aragonés Ramón Bayeu y Subías (1744-1793), hermano menor de Francisco Bayeu, que lo pintaría en Madrid hacia 1771. La duquesa aparece retratada de tres cuartos, sentada en un sillón rococó con un vestido de raso azul, fichú de puntilla en el cuello y grandes lazos de color mostaza bajo el pecho y los antebrazos, siguiendo el modelo que Anton Rafael Mengs había pintado de la infanta María Josefa de Borbón. Es dama de rostro agraciado, rubia y de ojos azules, con el cabello peinado en forma de bonete, con bucles en la parte superior, que se adorna con un collar de perlas de doble vuelta y una pluma negra en el centro, según la moda de la década de 1770.

Este retrato sería uno de los más antiguos de entre los conocidos de Ramón Bayeu y anteriormente fue atribuido al pintor Antonio González Velázquez y también a Anton Rafael Mengs. La actividad de Ramón Bayeu como retratista fue más importante de lo que se creía, siendo muy apreciado por el rey Carlos IV que le nombró pintor de Cámara.

Con la incorporación de estas dos pinturas a su colección permanente, el Museo Goya refuerza su discurso expositivo en torno a la pintura aragonesa de la segunda mitad del siglo XVIII, en concreto de los hermanos Bayeu, grandes artistas contemporáneos a Goya, con los que mantuvo vínculos personales y profesionales.

Además, esta actuación se suma, junto con la exposición “La estela de Corrado Giaquinto en España: de González Velázquez y Bayeu a Goya«, a los actos conmemorativos del 275 aniversario del nacimiento de Goya. Una muestra que podrá visitarse hasta el 26 de septiembre en la sala de temporales de la pinacoteca y que reúne más de treinta obras de pintores como Goya, Francisco Bayeu, Antonio González Velázquez, José Luzán, Manuel Bayeu y Antonio Preciado de la Vega.