Este año, el día de San Valero 2024 cae en lunes, por lo que este año los zaragozanos podremos disfrutar un fin de semana más largo de lo normal, por lo que podemos aprovechar el puente de San Valero para hacer una escapada dentro de nuestra comunidad.
No cabe duda que las opciones para hacer una escapada el puente de San Valero desde Zaragoza son muchas, casi tantas como nuestra imaginación nos permita. De entre todas ellas, estas son las seis que os proponemos para este año.
Dónde ir el puente de San Valero
Índice
Huesca
La ciudad de Huesca invita a los zaragozanos a visitar Huesca durante el puente de San Valero mediante visitas guiadas especiales. A las ya habituales de los fines de semana para dar a conocer el casco antiguo de la capital oscense se suman las que la oficina de turismo programa el día de San Valero, especialmente pensada para los zaragozanos que se animan a visitar Huesca. Su cercanía a Zaragoza y su buena comunicación la convierte en una opción a tener en cuenta si no queremos realizar un viaje que nos ocupe buena parte del día festivo.
Si viajas con niños, te interesa saber que el Planetario de Aragón, situado en el Parque Tecnológico Walqa, abre de forma excepcional el lunes 29 de enero, con visitas infantiles a las 11 h. y 12:30 h.
Canfranc
La nieve es posiblemente el mayor reclamo turístico para el puente de San Valero. A buen seguro que muchos zaragozanos aprovecharán los días festivos para ir al Pirineo y disfrutar tanto de los deportes de invierno como del encanto de las montañas nevadas.
Canfranc es uno de esos pueblos pirenaicos con un encanto especial, y es que la antigua estación de ferrocarril, unido a la belleza de su entorno natural, lo convierten en la elección de muchos turistas. Además, es la puerta de acceso a dos de las estaciones de ski más importantes de Aragón, como son Astún y Candanchú.
Además de la nieve, podemos aprovechar para ver la reformada Estación de Canfranc, convertida en hotel de lujo, y todo el entorno renovado de la explanada de los Arañones, convertida en un museo al aire libre en el que se expone material original ferroviario de Canfranc
Albarracín
Si el pueblo más bonito de España está en Aragón, se dice!! Y es que la localidad turolense de Albarracín lleva ya muchos años considerado entre los pueblos más bonitos de España (de hecho forma parte de la red de los Pueblos Más Bonitos de España), incluso en muchas encuestas ha resultado como el más bonito. Algo que para los aragoneses está fuera de toda duda, como muchos otros destinos en nuestra comunidad.
Albarracín es un lugar único. Pasear por sus calles, recorrer su muralla y adentrarse en sus monumentos es como hacer un viaje al medievo. Admirarás cada rincón, sus casas de color rojizo, sus puertas y llamadores, sus diminutas ventanas con visillos de encaje o sus balcones corridos en rica forja y de madera tallada.
El precioso legado arquitectónico y urbanístico de Albarracín transpira encanto y sosiego. Admirarás cada rincón, sus casas de color rojizo, sus puertas y llamadores, sus diminutas ventanas con visillos de encaje, sus balcones corridos en rica forja y de madera tallada. Por no hablar de las maravillosas vistas que obtendrás desde su envidiable emplazamiento.
Cariñeña
Al igual que Zaragoza, Cariñena tiene como patrón a San Valero. Del 26 al 30 de enero, la localidad zaragozana celebra sus fiestas menores en honor a San Valero, con roscón popular como protagonista.
Mainar
Para quien le guste aprovechar los viajes para descubrir las costumbres de nuestros pueblos, el Puente de San Valero tiene la oportunidad perfecta para conocer la matacía. Y es que en la localidad zaragozana de Mainar (comarca Campo de Daroca) se realiza el sábado 27 de enero la Fiesta de la Matacía, una fiesta popular que rememora la tradicional matacía del cerdo.
A lo largo de todo el día se han programado diferentes actividades en torno a una tradición tan popular como la matacía, entre las que destacan talleres artesanales, una comida o concurso de disfraces.
Entre las costumbres de antaño en los núcleos rurales, la matanza del cerdo en la propia casa constituía una jornada de animación y jolgorio, ya que se solía invitar a una suculenta comida, no sólo a los familiares y amigos, sino también a los vecinos.