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Día de San Valero 2024: Gigantes, Cabezudos y Tragachicos

Los niños y niñas de Zaragoza tienen una cita con los gigantes y cabezudos y el tragachicos el próximo 29 de enero, dentro de las actividades para celebrar el Día de San Valero 2024.

El Tragachicos estará durante el Día de San Valero en la Plaza del Pilar, ubicándose frente al Ayuntamiento, en la zona cercana a la Fuente de Goya.  Los más pequeños podrán disfrutar del tragachicos durante todo el día, en horario de 11:00 h. a 14:00 h. y de 17:00 h. a 20:00 h. El acceso al tragachicos es gratuito y tan sólo es necesario hacer fila y esperar que llegue nuestro turno.

Por su parte, la comparsa de gigantes y cabezudos de Zaragoza realizará un pasacalles la mañana del día de San Valero 2024. Será a las 11:30 h. cuando comience el pasacalles de los gigantes y cabezudos desde la Plaza del Pilar, para recorrer posteriormente las calles de Don Jaime I, Méndez Núñez y Alfonso I,  para regresar de nuevo a la Plaza del Pilar.

Los amantes de los cabezudos también tendrán una cita la tarde del domingo 28 de enero en el barrio de la Almozara, donde la Comparsa de Cabezudos de la Antigua Química realizará una salida a partir de las 17:30 h. desde la calle Ainzón para posteriormente recorrer las principales calles del barrio.

La comparsa de gigantes y cabezudos

La comparsa de gigantes y cabezudos de Zaragoza está formada actualmente por un total de 14 gigantes y 11 cabezudos. Todos ellos eran personajes populares conocidos e incluso personajes reales que vivieron en la ciudad y formaron parte de la historia de Zaragoza. Los últimos personajes en incorporarse a la comparsa han sido los gigantes con las figuras de Francisco de Goya y Josefina Bayeu, en 2022.

Los gigantes
El Rey
La Reina
El Duque
La Duquesa
Don Quijote
Dulcinea
El Chino
La Negra
El Bearnes
La Bearnesa
José de Palafox
Agustina de Aragón
Francisco de Goya
Josefina Bayeu
Los cabezudos
El Morico
El Tuerto
El Forano
La Forana
El Berrugón
El Torero
El Robaculeros
La Pilara
El Boticario
El Azutero
La Cigarrera

El Tragachicos de Zaragoza

El Tragachicos es un gigante de hermosa hechura; devorador de la pequeñez, espanto de las viejas, sorpresa de los forasteros y admiración de cuantos lo ven por primera vez. Es, sin duda, un elemento antiguo y tradicional de animación que existía en Zaragoza y que fue conocido por ese nombre y por el de Tragantúa.

Esta figura, pieza histórica de animación que muchos ciudadanos aún recuerdan, fue recuperada por primera vez en 1986.

Las primeras referencias de esta simpática pieza se remontan al siglo XIX , cuando Félix Oroz presentó, junto con la remozada Comparsa de Gigantes y Cabezudos, una figura de extraña invención y grandes proporciones, especie de cabezudo descomunal: el Gargantúa . Este personaje se inspiraba lejanamente en el protagonista de Rabelais y los elementos festivos de procedencia italiana. En 1892, salió a la calle otro Gargantúa procedente del taller de Dionisio Lasuén, que participaría en las Fiestas del Pilar de los dos años siguientes. En 1907 la Comisión de Festejos, ante el éxito obtenido años anteriores, encargó a José Galiay que reconstruyera la figura, que fue presentada en la entonces Plaza de la Constitución (Plaza de España), remolcada por la novedad de la época: un automóvil.

Esta pieza se conoció popularmente como -Tragantúa- y –Tragachicos- hasta su desaparición. Volvió a resurgir a finales de los sesenta como -Tío Zambombo-, un enorme baturro que subido en una carroza, acompañando a la cabalgata del Pregón y quedaba luego instalado durante las Fiestas en la Plaza del Pilar. Allí, los niños hacían cola para ser deglutidos: se introducían por la boca y se deslizaban por el tobogán interior, hasta salir por detrás. El -Tío Zambombo- murió olvidado en los almacenes municipales.

En las Fiestas del Pilar 2012, el Tragachicos de grandes dimensiones (5 m de alto), volvió a estar en Plaza España y en las Fiestas del Pilar, para no perder una tradición de nuestra ciudad. Desde entonces acompaña gran parte de las celebraciones de nuestra ciudad, haciendo las delicias de los más pequeños, que no dudan en meterse en su boca para deslizarse por el tobogán.