La Comunidad Autónoma de Aragón continúa vinculada con la RAE, partiendo de unas convicciones profundas sobre la necesidad y bondad de la institución, y de un vínculo histórico, que descansa en la defensa de Aragón de la lengua española y sus manifestaciones literarias. Hoy se ha celebrado un pleno extraordinario en el Palacio de La Aljafería de Zaragoza en el que se ha recordado, con motivo del centenario de su nacimiento, a dos filólogos vinculados a la localidad aragonesa: los académicos Fernando Lázaro Carreter (Zaragoza, 13 de abril de 1923) y Manuel Alvar (Benicarló, Castellón, 8 de julio de 1923), que fueron directores de la Academia entre 1991 y 1998 y entre 1988 y 1991, respectivamente.
Con anterioridad, se han celebrado otros plenos de carácter extraordinario fuera de la sede institucional: con motivo del bicentenario de la Constitución de Cádiz, celebrado en 2012 en la ciudad andaluza, y en homenaje a Miguel de Cervantes, en la localidad manchega de Argamasilla de Alba en 2015, coincidente con el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote. La sesión de hoy es también extraordinaria porque no se ha realizado, como es tradicional, a puerta cerrada, sino que ha contado con público.
Los académicos, dirigidos por Santiago Muñoz Machado, han sido recibido con gran solemnidad y orgullo por parte de los presidente del Gobierno de Aragón y de las Cortes, Javier Lambán y Javier Sada. Lambán ha agradecido especialmente que la academia respondiese a su petición de celebrar este pleno en Zaragoza, con motivo de la celebración del 40 aniversario del Estatuto de Autonomía.
Aragón en la RAE
Con la entrada de Aragón en el Patronato de la Real Academia se ha confirmado una fe compartida acerca de la importancia de mantener la unidad y buen uso del español, un patrimonio histórico intangible que comparten millones de personas en todo el mundo. Y también acerca de la importancia de que instituciones como la Real Academia pervivan y actualicen sus instrumentos para cumplir con sus objetivos fundacionales, que siguen hoy más vigentes que nunca.
La RAE es, a juicio del presidente aragonés “un elemento definidor de la potencia y pujanza de la nación española, además de ser un elemento cohesionador que proyecta al país hacia el mundo”. En momentos en que la nación española “sufre atribulaciones varias”, propone que ciertas instituciones como la propia academia, el Museo del Prado o la Biblioteca Nacional sean más relevantes que nunca.
Por ello, considera que si la idea de España, “que debe revigorizarse y prenda en el territorio, impregnando en el sentimiento de los ciudadanos y de las instituciones”, hace necesario que tanto las comunidades autónomas se involucren más en sostenimiento de la RAE, como que ésta también se acerque más a las comunidades.
Lambán ha reivindicado “con orgullo” la participación de Aragón en la RAE desde el siglo XVIII, como lo demuestran los mil aragonesismos que ha llegado a contener el Diccionarios de autoridades, que en breve cumplirá su tercer centenario, si bien ahora registrará unos 700. También ha rendido homenaje al profesor, el padre de José Manuel Blecua, que a partir de 1941 constituyó en el Instituto Goya una escuela de filólogos y lingüistas, de la que surgieron personalidades como el propio Lázaro Carreter, Manuel Alvar, Félix Monge o el propio José Manuel Blecua. Por ello, está convencido de que la filología hecha desde Aragón ha tenido una clara impronta en el mundo de habla hispana y ha expresado su orgullo, así como por el hecho de que varios aragoneses hayan sido directores en las últimas cuatro décadas, como Laín Entralgo, Carreter, Alvar o Blecua y se muestra convencido de que la presencia de Aragón seguirá siendo importante en el futuro.
Por todo ello, el Gobierno de Aragón quiere contribuir al soporte de esta venerable y al tiempo moderna institución. El presupuesto de 2023 del Gobierno de Aragón contempla una subvención para la Real Academia de la Lengua, de 25.000 euros con el fin de reanudar la colaboración con esta simbólica institución simbólica, tras el parón de la pandemia, que interrumpió los trabajos y proyectos iniciados con la legislatura.
Doble homenaje
Los académicos han recibido un doble reglado hoy del Gobierno de Aragón. Por un lado, un estuche con la bandera cuatribarrada que reproduce varias letras del abecedario sijenense.
Por otro, y con motivo del doble centenario del nacimiento de dos filólogos, ambos presidentes consecutivos de esa noble institución, el Gobierno de Aragón ha editado, con este motivo, y en un mismo volumen, dos publicaciones pertenecientes a los arranques académicos de Lázaro y de Alvar: “El habla de Magallón. Notas para el estudio del aragonés vulgar”, y la “Noticia lingüística del Libro Verde de Aragón” respectivamente, lo que también ha constituido el segundo regalo.
Dos escritos, surgido el uno de la observación empírica y el otro a partir del estudio de un texto antiguo, que comparten erudición, agudas notas, e interesantísimos vocabularios. Y que aparecieron además en un idéntico período temporal (los años cuarenta del siglo XX), en un medio clave para la filología y la cultura aragonesa, el Archivo de Filología Aragonesa, más familiarmente y usado mediante su acrónimo, AFA. Una publicación que, desde la Institución Fernando el Católico, sirvió de vital soporte para la difusión académica filológica, que como se sabe logró en Aragón arraigar y robustecerse con un tronco que ha dado brillantísimos frutos al estudio de nuestro bien más preciado y necesario: la lengua.
La mirada a las contribuciones de Alvar y Lázaro como filólogos, y también como académicos y presidentes, remite al tiempo presente de la Academia y a su acelerada adaptación a los tiempos, a su ingente trabajo por la normalización de la lengua española, y a su tarea de coordinación institucional en pos de ese objetivo.
Todo ello adquiere un significado muy claro, el referido al sentido de lealtad desde el que desde Aragón se participa a un proyecto común, el español, a través de una institución clave en la historia y la cultura común como es la Real Academia Española. Y en última instancia evocan también una característica que se encuentra en muchas de esas huellas: la firmeza y solidez de las contribuciones que, como las de Alvar y Lázaro, emanan desde Aragón, que tienen en los brillantes académicos Aurora Egido, Soledad Puértolas y José Manuel Blecua Perdices a sus continuadores aragoneses.