Primer fin de semana de Pirineos Sur 2022

El Festival Pirineos Sur 2022 ha cumplido su primer fin de semana con un éxito rotundo de público, motivado principalmente por los conciertos de dos de los cabezas de cartel del festival, como han sido Estopa y Rayden, ambos con entradas vendidas desde hace varias semanas.

Estopa, protagonistas del primer día del Festival Pirineos Sur 2022

El Anfiteatro de Lanuza volvió a abrir sus puertas para albergar uno de los festivales más importantes del país, y con uno de los escenarios más bellos. Su primera edición se celebró justo ahora 30 años, pero tras noches memorables como la de ayer, habrá Pirineos Sur durante muchos años más.

Buena parte de la culpa de este arranque la tuvieron dos hermanos de Cornellá que desde que fundaron Estopa a finales de los 90 no han hecho más que cosechar éxitos con su personal mezcla de rumba y rock. “Tu calorro” y “Vino tinto”. No necesitaron mucho más para que el abarrotado Anfiteatro de Lanuza estallase en júbilo. La intensidad no decayó. Al poco llegaron “Fuego”, “Camiseta de rock and roll” o “Hemicraneal”. El éxito de Estopa es intergeneracional. Nuevos y viejos clásicos; todo les funciona.

Pero es indudable que cuando recurren a las canciones de sus dos primeros discos, esas que están grabadas a fuego en la historia del pop español y en buena parte de los recuerdos de esa generación que les encumbró, es cuando su éxito es incontestable. “Partiendo la pana”, “La raja de tu falda” o “El del medio de los Chichos”, intercaladas inteligentemente es un generoso setlist, les aseguró que su primer concierto en Pirineos Sur sea recordado durante unos años.

Esa cercanía que ha caracterizado a los hermanos Muñoz atravesó sin problemas el pantano de Lanuza (en el que no tardaron en zambullirse varios fans), certificó que su música ha traspasado a varias generaciones y aún dio más lustre a una trepidante recta final con las muy esperadas “Ojitos rojos”, “Cacho a cacho” y “Como Camarón”.

Maruja Limón regresaron a Pirineos Sur tras la destacable actuación que firmaron en 2019, el último año en el que se celebró el festival. Si en aquella ocasión dieron rienda a su desacomplejada fusión de estilos en el escenario de Sallent de Gállego, en esta ocasión derrocharon talento y desparpajo en el Lanuza, contagiando su ritmo a medida que transcurría su show.

El quinteto (con refuerzo de una música en directo) no necesitó más que una formación clásica de batería, bajo, guitarra española, trompeta y dos voces para contagiar al público con su ritmo, que tanto se acercaba a la rumba, al flamenco, al rock o a la música latina. Su desparpajo, cercanía y letras llenas de compromiso social redondearon una actuación que sirvió como perfecto arranque del espíritu de Pirineos Sur.

Rayden, segundo día de festival y segundo sold out

Segunda jornada de Pirineos Sur y segundo sold out consecutivo. El regreso del festival oscense ha sido sonado. El viernes fueron Estopa y Maruja Limón los que consiguieron llenar primero el Anfiteatro de Lanuza y anoche lograron lo mismo Residente y Rayden. Las 4.900 personas que acudieron a los conciertos certificaron que es uno de los eventos culturales más importantes e imprescindibles del país.

En los últimos siete años, Residente ha protagonizado dos de los conciertos más recordados de Pirineos Sur. El primero, en 2015 con su banda Calle 13; y en 2018, el segundo cuando regresó para presentar su recién lanzada carrera en solitario. En su tercera visita, el artista puertoriqueño subió al escenario de Lanuza con su estatus completamente asentado y con la reputación de uno de los directos más imponentes del momento. Ha logrado que su mezcla de hip hop, reggaeton, rock y música latina suene fluida, natural. Tan lúdica como reivindicativa, siempre con su arrolladora personalidad.

Arrancó con esa sonada colaboración con Bizarrap, “BZRP Music Sessions 49”. Una canción que es mucho más que un recadito para J Balvin, es una demostración de flow, actitud y de dominio de la rima. A continuación, lanzó de manera consecutiva “Flow HP”, “Atreve-te-te” y “Cumbia de los aburridos”, para desatar la locura en Lanuza. Con continuos homenajes a su querida América latina (“Latinoamérica”, “This is not America”) y letras llenas de denuncia y rabia pero siempre con esperanza, desarrolló un concierto que sólo podía ir hacia arriba, y que acabó con una buena parte del público en el pantano.

Ya con toda la maquinaria en marcha (con una sección rítmica tan contundente como irresistiblemente bailable), optó por rescatar su pasado glorioso con Calle 13. Las canciones de su antigua banda siguen siendo unos hits en directo infalibles. El final con “No hay nadie como tú” y “Vamos a portarnos mal” fue un broche de oro para la actuación de uno de los artistas más importantes que han pasado por toda la historia de Pirineos Sur.

Ese listón alto ayudó a Rayden a salir al escenario flotante con más energía, con ganas de continuar con el éxito que lleva cosechando los últimos meses con su gira de 20 aniversario. Directo al grano: “Calle de la llorería”, una de sus canciones más reconocibles, sirvió para abrir el intenso show. Bien acompañado y secundado a la voz de Mediyama, optó por un concierto en el que hip hop y rock se fusionaron para sacar lustre a esas canciones que ha compuesto durante dos décadas.

A mitad de concierto, las primeras filas volvieron a lanzarse al agua para acompañar al músico madrileño. Sabe conectar con su público, sobre todo con el más joven (ese momento móviles al aire de “Haciéndonos los muertos”). Con “No hay otro” invitó al escenario al rapero zaragozano El Momo en una colaboración para regresar a sus raíces más hip hop. Sin bajar las revoluciones, llegó otro de los momentos más potentes de la noche con “Ubuntú”, continuado con “Con el cielo en la boca”. Echó el resto en “La mujer cactus y el hombre globo” y “Matemática de la carne” para cerrar con nota su primera actuación en Pirineos Sur.

Músicas del mundo para finalizar el primer fin de semana del Pirineos Sur

Este primer fin de semana lo cierran el domingo dos bandas que hacen de la fusión su razón de ser. Los bosnios Dubioza Kolektiv, cargados de ritmos balcánicos, hip hop, ska y rock; y los valencianos Zoo, que juegan a mezclar la electrónica con ritmos mediterráneos y latinos convirtiendo sus canciones en himnos.