Rasmia Ediciones reedita El trueno dorado, la última novela de Valle-Inclán

Durante la primavera de 1936 vio la luz, por entregas en el diario madrileño Ahora, la última novela de Valle-Inclán: El Trueno Dorado. Una obra que, a través de la mirada crítica y esperpéntica propia de don Ramón, y con un magistral uso del lenguaje y los diálogos, describe la impunidad de las clases dirigentes y la falta de justicia social. Realidades cuya vigencia, por desgracia, no caducan.

Ahora, la editorial aragonesa Rasmia, dentro de su colección Surco, recupera estos textos y los reedita acompañados de un interesante prólogo a cargo de su nieto Javier del Valle-Inclán Alsina, quien aporta nuevos datos, prestando especial atención a uno de sus personajes, el histórico y destacado  anarquista  gaditano  Fermín Salvochea, muestra  del  interés  que  esa figura casi mítica despertaba en nuestro autor.

Cierra el  volumen  una  serie  de  apéndices  en  forma  de  fotografías,  cartas  y  páginas manuscritas, que ayudan a contextualizar el proceso de publicación de esta breve pero intensa novela, que es buena muestra del arte de uno de los más grandes escritores de la literatura en lengua castellana.

La imagen de cubierta es una obra pictórica del reconocido artista plástico Manuel Sáez, colaborador habitual de Rasmia Ediciones.

Rasmia Ediciones la forman Pedro, ávido lector, y Javier, diseñador y editor gráfico, director de Detalier Estudio Creativo. Llevaban más de diez años trabajando en el mundo de libro hasta que en 2014 se unieron para editar los libros que les gustaría leer, ver y tocar.

Su catálogo, repartido en cinco colecciones —Surco, Exergo, Tríadas, Revueltas y Versus— contiene reediciones de clásicos «ocultos» cuya recuperación consideran interesante, así como autores contemporáneos con una voz propia y de calidad. Sus señas de identidad: disfrutar con la lectura, aportando una visión crítica de la sociedad y el devenir humanos. Obras que invitan a la reflexión y, quizá, a la acción. Literatura comprometida que no deja indiferente, o al menos eso esperan.