A partir de este sábado se pone en marcha la ruta turística «La Zaragoza que pudo conocer el Quijote«, una nueva ruta impulsada por Zaragoza Turismo que permite adentrarse en la ciudad contemporánea del legendario personaje de Cervantes. Coincidiendo con el 400 aniversario de la muerte del escritor, esta visita permite acercarnos a la realidad de una Zaragoza a la que Don Quijote se encaminaba para participar en unas justas por las fiestas de San Jorge pero a la que nunca llegó. La ruta guiada explica porqué y ofrece múltiples detalles de la Zaragoza de principios del siglo XVII.
Durante casi toda la novela, el hidalgo se dirige hacia Zaragoza para participar en unas «solemnísimas justas por las fiestas de san Jorge, en las cuales podría ganar fama sobre todos los caballeros aragoneses, que sería ganarla sobre todos los del mundo«. Pero al final, nunca llegó a su destino. La culpa parece encontrarse en el Quijote apócrifo de Avellaneda que se publicó como continuación de las aventuras del caballero meses antes de que lo hiciera la segunda parte de la obra de Cervantes y que obligó a éste a rehacer lo que ya había escrito. Alonso Fernández de Avellaneda sí trae a su Quijote a Zaragoza y Cervantes, para desmentirle, evita que entre en la capital aragonesa y hace que se encamine a Cataluña y acabe sus aventuras en Barcelona. Pero en el caso de que don Quijote sí hubiera visitado Zaragoza tal y como estaba previsto desde la primera parte, ¿qué ciudad habría encontrado?
COMO ERA LA ZARAGOZA DEL SIGLO XVII
La ruta «La Zaragoza que pudo conocer el Quijote» permite conocer cómo eran sus edificios y sus calles principales, la vida cotidiana de sus habitantes, sus problemas, sus preocupaciones, sus costumbres y su forma de divertirse.
Zaragoza rondaba a principios del siglo XVII los 25.000 habitantes. La mayoría de ellos sobrevivía en medio de grandes dificultades agravadas por las sequías, las malas cosechas y los numerosos impuestos. La miseria general se hacía evidente en las calles, que servían de hogar para niños abandonados, mendigos y vagabundos que pululaban pidiendo limosna. En este ambiente adverso se busca refugio en la religión y el número de conventos, iglesias y capillas crece sin cesar. La Cofradía de San Jorge conservaba las costumbres caballerescas medievales, celebrando justas y torneos para conmemorar a su patrón. Así que Zaragoza era el destino ideal para el nostálgico hidalgo. Como destacó la catedrática y académica Aurora Egido; «¿no fue el azar, sino la historia la que encaminó a don Quijote a Zaragoza, el lugar más propicio de España para hazañas caballerescas en los albores del siglo XVII».
La ruta se puede realizar los sábados a las cinco de la tarde y tiene un coste de cinco euros. Partiendo del Torreón de la Zuda, recorre la plaza Cesar Augusto, la plaza del Pilar, la Basílica, la Plaza de la Seo y el patio del Museo Goya para finalizar en el Palacio de Sástago.