Cinco escapadas en el día desde Zaragoza

Hoya de Huesca, Loarre y Riglos

La ruta comienza en el castillo de Montearagón, situado a las afueras de Huesca, en la localidad de Quicena, en la carretera dirección Barbastro – Lérida. Enclave estratégico para la toma y defensa de Huesca, Montearagón tiene la condición de Panteón Real, ya que aquí fue enterrado tras su muerte en 1134 Alfonso I el Batallador hasta 1845. Si bien está cerrado al público, durante el verano se realizan visitas guiadas por un módico precio de 2€ (+info en la web de Quicena).

En dirección opuesta, hacia Pamplona, llegamos hasta Bolea, donde podemos hacer parada para visitar su Colegiata (entrada 2,50€). En Aniés destaca la ermita de la Virgen de la Peña, un espectacular santuario rupestre que cuelga sobre el vacío justo encima del pueblo (precio visita 2,50€).

En la Hoya de Huesca se encuentra el castillo románico mejor conservado de Europa, el Castillo de Loarre. Un edificio milenario que desde su posición tenía un control sobre toda la llanura de la Hoya de Huesca y en particular sobre Bolea, principal plaza musulmana de la zona. El precio de la entrada es de 5,50€ para adultos, 5€ para jubilados, 4€ para niños de 6 a 16 años y gratuita para menores de 6 años. Por un pequeño suplemento podemos unirnos a la visita guiada.

Abandonaremos Loarre hasta el río Gallego, pasando por localidades como Ayerbe, que bien merece un alto en el camino, especialmente para los amantes de las tortas y repostería de pueblo.

Al abandonar Ayerbe nos encontramos con otro de los protagonistas de la ruta, los Mallos de Riglos, que dominan toda la extensión. Seguro que nunca habrás visto nada parecido a éstas formaciones rojizas . Desde Riglos parte una ruta circular a pie a los mallos de 5,4 kms. que nos permitirá ver desde varios ángulos ésta maravilla geológica.

Los de Riglos no son los únicos mallos de la zona, ya que también podemos encontrar éstas formaciones en Agüero, menos conocidos pero de una singular belleza. Además, con la escusa de los mallos, descubriremos ésta pequeña localidad medieval que alberga varios tesoros de arte románico. Si tienes suerte y está la panadería abierta, no lo dudes, entra 😉

Para los amantes del turismo de aventura, Murillo de Gallego es el destino ideal para practicar rafting o kayak. Pero no es el único motivo para visitar éste pequeño pueblo, por lo que lo mejor es recorrer tranquilamente sus calles y casas de estilo prepirenaico. En la parte alta hay un mirador desde donde poder ver toda la extensión de la zona, dominada por los mallos de Riglos, que quedan en frente nuestro.

Siguiendo entre barrancos la carretera A-125 en dirección Pamplona llegaremos hasta el Embalse de la Peña, punto final de la ruta. Si aparcamos justo antes del puente de hierro podremos ver la presa de la Peña. En éste tramo de carretera hay varias zonas para aparcar y disfrutar del entorno, sus vistas y el sonido de las aguas de un río Gallego que nos acompaña en nuestro camino.