
El Tren de Artouste es uno de los atractivos turísticos más singulares del Pirineo francés. Situado a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, este tren de vía estrecha recorre un trazado de alta montaña con vistas panorámicas que lo han convertido en una referencia entre los trenes turísticos de Europa. Aunque se encuentra en Francia, su proximidad a Aragón lo convierte en una escapada accesible para quienes viajan desde Zaragoza, ciudad de la que dista poco más de dos horas, o el Alto Gállego.
Inaugurado en los años 20 con fines industriales, su origen se vincula a la construcción de la presa de Artouste. Hoy, su trazado se mantiene casi intacto, aunque adaptado al turismo. En lugar de transportar materiales, lo hace con pasajeros que buscan conocer una zona de montaña poco alterada, con lagos glaciares, laderas escarpadas y una fauna característica del entorno alpino.
Un recorrido panorámico en el corazón del Pirineo francés
El trayecto del Tren de Artouste comienza con un ascenso en telecabina desde la estación de Fabrèges, a orillas del lago del mismo nombre. Este remonte salva un desnivel considerable hasta alcanzar la estación de salida del tren. Desde allí, el ferrocarril inicia un recorrido de 10 kilómetros, con una duración aproximada de una hora.
Durante el trayecto, el tren avanza por la ladera de la montaña, con el valle de Ossau extendiéndose a sus pies. El trazado incluye varios túneles excavados en la roca y zonas donde la vía parece suspendida sobre el vacío. El ancho reducido del tren y su diseño abierto permiten una visión clara del paisaje. En días despejados, se distinguen cumbres por encima de los 2.500 metros y lagos de origen glaciar.
El recorrido finaliza cerca del lago de Artouste, donde los pasajeros pueden bajar para pasear por senderos señalizados, descansar junto al agua o simplemente disfrutar del entorno. El regreso se realiza por el mismo camino, permitiendo nuevas perspectivas del paisaje.

Un destino apto para todo tipo de visitantes
El Tren de Artouste está operativo desde finales de mayo hasta principios de octubre, coincidiendo con la temporada en la que las condiciones meteorológicas permiten el acceso a la zona alta. No requiere experiencia en montaña ni condición física específica, por lo que es una opción viable para familias, personas mayores y visitantes sin experiencia previa en senderismo. El único «pero» es que no es completamente accesible para personas con movilidad reducida.
A lo largo de la jornada, la temperatura puede variar considerablemente, especialmente en días nublados o con viento. Se recomienda llevar ropa adecuada para montaña, aunque el recorrido no implique esfuerzo físico. La infraestructura cuenta con servicios básicos como aseos, zona de picnic y punto de información en la estación de salida.
El entorno del valle de Ossau, además, ofrece otras posibilidades de interés turístico. La arquitectura tradicional de Laruns, la gastronomía local basada en quesos y productos de montaña, o las rutas de senderismo por el Parque Nacional de los Pirineos completan la experiencia para quienes deseen alargar su visita.
Información práctica desde Zaragoza
Desde Zaragoza, el acceso al Tren de Artouste es relativamente directo. El recorrido en coche tiene una duración media de dos horas y cuarto, siguiendo la autovía A-23 hasta Sabiñánigo y continuando en dirección al puerto del Portalet. Una vez cruzada la frontera, se desciende por la carretera D934 hasta la estación de Artouste-Fabrèges, donde se encuentra el aparcamiento habilitado.
La venta de billetes se realiza principalmente en línea, a través del sitio web oficial, con horarios definidos según la temporada. Reservar con antelación es recomendable, sobre todo en fines de semana y periodos vacacionales. En la temporada de verano, el horario del tren se extiende desde las 09 h. hasta las 17 h.
Gracias a su cercanía y singularidad, el Tren de Artouste se ha consolidado como una excursión de montaña ideal para quienes residen en Zaragoza o visitan la provincia. Su combinación de paisaje natural, historia ferroviaria y accesibilidad lo sitúa como uno de los trayectos turísticos más interesantes del sur de Europa. Una propuesta de montaña que, sin grandes complicaciones, permite descubrir un entorno de altura en todos los sentidos.